Les monts cantabriques, au nord de l’Espagne, se distribuent sur les régions de Castilla y Leon, Cantabria et Asturias. Après être passée par une situation critique à la fin des années 90, la population d’ours cantabrique voit laborieusement son statut s’améliorer.
Les ONG écologistes auront réussi à sauvegarder les ours des Cantabriques alors que d'autres, dans les années 80 ont été incapables, malgré des sommes considérables d'argent publique, à sauvegarder les vrais ours des Pyrénées. Le FAPS comme le FOP (Fundación Osos Pardo) se sont investis, avec de l'argent public européen et espagnol pour parvenir à un résultat positif pour les défenseurs de l'ours. Selon un article de la presse écologiste espagnole que nous reproduisons ci-dessous, "l’étude génétique de l’ours brun dans le couloir entre les populations et dans la sous-population orientale cantabrique" achevée en 2014 montre bien que les deux noyaux séparés depuis plus d’un siècle (massif occidental et massif oriental) sont enfin en contact et à l’abri de la dérive génétique qu’ils subissaient.
Il est également précisé que des estimations récentes évaluent la population d’ours cantabriques à plus de 230 exemplaires répartis sur une superficie de 4900 Km2. Et cerise sur le gâteau pour ces amoureux de l'ours, il serait possible des observer. Ce qui n'est pas vraiment un scoop. Mais le dire est une bonne occasion de relancer le business autour de l'ours tout en ensauvageant les territoires et en les appauvrissant écologiquement au profit du tout sauvage et du tourisme business ambiant notamment dans le Parc Naturel de Somiédo
Louis Dollo, le 24 décembre 2014
La Fundación Oso Pardo (FOP) ha finalizado el proyecto Estudio genético del oso pardo en el Corredor interpoblacional y en la subpoblación oriental cantábrica iniciado en el año 2013 y realizado con la colaboración de ENEL Green Power España. Los análisis genéticos han sido realizados por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales, organismo adscrito al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), y el proyecto ha contado con el apoyo y la participación en todas sus fases de la Dirección General del Medio Natural de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de Castilla y León. También ha colaborado la Dirección General de Recursos Naturales del Principado de Asturias, que ha aportado muestras genéticas e información de interés para el estudio.
La población cantábrica de oso pardo se encuentra dividida en dos subpoblaciones separadas desde hace más de un siglo. Los primeros estudios genéticos realizados en los años noventa determinaron que ambas subpoblaciones estaban aisladas, que tenían características genéticas diferenciadas y que se había producido una importante pérdida de variabilidad genética, especialmente en el caso de la subpoblación oriental, que es la más pequeña y más amenazada, y en la que se describieron los menores niveles de variabilidad genética de todas las poblaciones de osos europeas. La baja variabilidad genética es un riesgo importante para esta subpoblación, que puede limitar su productividad y hacerla más vulnerable a problemas biológicos.
Desde finales de los años noventa del siglo pasado, ambas subpoblaciones están recuperándose, especialmente la occidental. Esto ha propiciado que las localizaciones ocasionales de osos dispersantes detectados en el Corredor interpoblacional (la zona intermedia entre ambas subpoblaciones) hayan aumentado. En un estudio desarrollado por la Universidad de Oviedo se detectó en la subpoblación oriental el primer caso de un cruce mixto entre un macho occidental y una hembra oriental, que tuvo lugar en 2008.
La intención del proyecto ahora finalizado era responder a algunas cuestiones trascendentales para el oso cantábrico: si la variabilidad genética en la subpoblación oriental aumentaba y si el crecimiento de la subpoblación occidental cantábrica, con un censo actual superior a los 200 ejemplares, estaba dejando huella genética en la pequeña subpoblación oriental. Para ello, se han analizado 152 muestras de pelos y excrementos de oso pardo recogidas básicamente en la subpoblación oriental y en el Corredor interpoblacional entre junio de 2013 y agosto de 2014 por los equipos de la Junta de Castilla y León y la FOP.
Los resultados obtenidos, analizando el ADN de las muestras, ponen de manifiesto que el aislamiento genético de ambas subpoblaciones cantábricas -lo que estaba considerado como un grave problema de conservación- está llegando a su fin.
Los análisis de las muestras recolectadas han individualizado con seguridad 26 osos, que deben considerarse una parte del censo de la subpoblación oriental, dado que el estudio no pretendía realizar un censo genético de esta subpoblación y ni el método ni el periodo de muestreo permitirían detectar todos los ejemplares presentes. Sobre estos 26 ejemplares se ha llevado a cabo el estudio genético, según la información de la FOP y la Junta de Castilla y León recogida por DiCYT.
El trabajo ha constatado un importante flujo de ejemplares y de genes de la subpoblación occidental a la oriental: de los 26 ejemplares individualizados y genotipados (con su carnet genético individual) con seguridad en la subpoblación oriental, cinco son osos con características genéticas orientales, siete son osos con características genéticas occidentales y 14 son ejemplares con características genéticas mixtas. Es decir, este estudio ha detectado en 2013-2014 en la zona oriental siete osos migrantes que han llegado desde la población occidental y 14 osos con algún grado de mezcla, procedentes de cruces mixtos entre ejemplares de ambas subpoblaciones. Esto ha sido posible gracias a la fuerte recuperación de la subpoblación occidental, que ha bombeado ejemplares hacia otras áreas, entre las que se incluye la subpoblación oriental.
Otras de las evidencias del estudio ha sido que, aunque la población cantábrica de oso pardo todavía está estructurada en dos grandes grupos de características genéticas diferenciadas, la llegada de osos dispersantes desde la zona occidental -y el consiguiente flujo de genes- ha propiciado que la variabilidad genética (la salud genética, la capacidad de adaptación a cambios ambientales) calculada en este estudio ha sido la más alta registrada hasta la fecha en esta subpoblación oriental. Según los datos obtenidos, se puede afirmar que la variabilidad genética de la subpoblación oriental ha dejado de ser la más baja registrada en osos europeos, situándose ahora por encima de las descritas en los Pirineos o los Apeninos italianos.
El aumento de la variabilidad genética implica grandes ventajas para la pequeña subpoblación oriental; entre otras, supone reducir la vulnerabilidad a problemas ambientales y
enfermedades, y puede contribuir a que aumente el tamaño de las camadas.
De acuerdo con estos esperanzadores resultados, el Corredor interpoblacional se configura como un elemento clave para asegurar la recuperación de la subpoblación oriental, siendo
necesario abordar todas aquellas medidas de permeabilización de las infraestructuras, que dificultan el paso de ejemplares, y de mejora del hábitat, que faciliten el flujo de osos
entre ambas subpoblaciones e, incluso, la presencia permanente de osos en los montes del Corredor.
La población cantábrica de oso pardo se encuentra dividida en dos subpoblaciones separadas geográficamente. La subpoblación occidental se extiende por unos 2.800 kilómetros cuadrados, desde los Ancares lucenses y leoneses hasta llegar casi a la zona central de la cordillera entre León y Asturias. Se estructura espacialmente en tres núcleos reproductores distintos: el más numeroso en los concejos asturianos de Cangas del Narcea, Degaña y zonas limítrofes de Ibias y en los municipios leoneses de Villablino, Palacios del Sil y Páramo del Sil; un segundo, que ocupa básicamente los concejos asturianos de Somiedo y Belmonte; y un tercer núcleo, también asturiano, asentado en Proaza y zonas limítrofes. En el año 2014 se estima que esta subpoblación está constituida por un mínimo de 200 osos.
La subpoblación oriental ocupa unos 2.100 kilómetros cuadrados por la Montaña palentina, entre las cabeceras de los ríos Carrión y Pisuerga, y la Montaña oriental leonesa, con presencia consolidada en los montes cántabros de Campoo de Suso, Polaciones y Liébana y en terrenos del oriente de Asturias. Esta subpoblación presenta un núcleo reproductor consolidado en la Montaña palentina y zonas limítrofes de Cantabria y otro núcleo en Riaño-Valdeón, que tras desaparecer a mediados de los años noventa ha vuelto a recuperarse, con reproducción intermitente, en la primera década de este siglo. En el año 2014 se estima que está constituida por más de 30 osos.
Fuente: Embientum - 16-12-2014